Está claro que aunque Skid Row contó con toda la ayuda de Jon Bon Jovi en sus inicios, ese sólo hecho no garantizaba el futuro de esta destacada banda de New Jersey. Si bien es cierto que el quinteto liderado por Snake Sabo (guitarras) y Rachel Bolan (bajo) se expuso a la masividad del rock como invitados estelares de Bon Jovi en el tour de 1989, fue lo que mostraron en ese momento lo que los hizo grandes. Pura adrenalina, rock & roll de ética punk callejera, ganchos de grandes baladas y una imagen acentuada por un vocalista excepcional, Sebastian Bach. Tanto este nacionalizado canadiense, criado para ser súper-estrella, como sus compañeros derrochaban el entusiasmo, la exuberancia, la actitud y el glamour suficientes para posesionarse como una alternativa a las bandas que dominaban la escena en aquellos días: Motley Crue y Guns N’ Roses –los delincuentes- o Bon Jovi y Poison –los más complacientes. Sus dos primeras placas suman casi 15 millones de copias vendidas, todo producto de un abrasivo y metalizado rock & roll y aunque la carrera de la banda no se extendió por más de siete años, nadie puede negar que Skid Row dejó una huella indeleble.
Para 1987 el conjunto formado por Sabo, Bolan, Scotti Hill (guitarras) y Rob Affuso (batería) tenía una idea de lo que sería su debut, pero no definían aún quien iba a ser su vocalista, hasta que descubrieron en Toronto, en una fiesta de matrimonio del fotógrafo Mark Weiss, al tipo que cambiaría sus vidas, para bien y para mal. Sebastian Bierk (rebautizado Bach) estaba sobre un escenario, su ambiente natural enfrascado en una intensa jam junto a Zakk Wylde, Kevin Du Brow y algunos miembros de Twisted Sister, y esa improvisada performance fue suficiente para que Skid Row probara con mandarle unos demos a este joven aspirante, quien en dos semanas había acuñado a su manera las vocalizaciones para ‘Youth Gone Wild’ y ‘18 & Life’ (dos futuros éxitos instantáneos de Skid Row). El disco debut homónimo del grupo explotó a mediados del ‘89 y se sumó otro Top Ten single en Billboard llamado ‘I Remember You’. Con estos antecedentes, y en cosa de seis meses, Skid Row pasó de ser acto de apertura para bandas como Bon Jovi o Motley Crue a ser acto principal y atractivo como pocos para el público y los músicos, que comparaban a Skid Row (y su apetito por ser arrogantes y ruidosos, y al mismo tiempo conservar la esencia masiva del rock & roll) con los mismísimos Guns N’ Roses.
Ese mismo año la banda participó en el masivo festival por la paz en Moscú y formó parte de un compilado llamado “Stairway To Heaven, Highway To Hell”, versionando a los Sex Pistols con ‘Holidays In The Sun’, que fue un buen indicativo del sonido más crudo que estaban por desarrollar. La historia y la maduración de su agresiva propuesta los llevó a publicar en 1991 un sólido álbum llamado “Slave To The Grind”, con el que no tomaban el desvío lógico en búsqueda de la aceptación comercial sino que se arriesgaron apostando por un sonido mucho más crudo y rockero. A pesar de eso, increíblemente debutaron en el número 1 de Billboard y superaron la barrera de las cuatro millones de unidades vendidas. Este fue el momento del gran quiebre entre Bach-Bon Jovi a propósito del dinero que este último manejaba por los derechos de publicación en su compañía Underground. Este lío los llevó incluso a los golpes y vino a acentuar aún más la diferencia que existía entre dos bandas que se asumían hermanas.
Aunque existió un mini-álbum en el intertanto -llamado “B Sides Ourselves” (1992), donde versionaron a Hendrix, The Ramones y Rush-, la espera fue larga para la llegada de la tercera placa de Skid Row y todavía la última hasta la fecha. En 1995, con una evidente tensión interna en el grupo, Skid Row publica “Subhuman Race”, un disco de feroz intensidad pero con un derroche de energía no tan focalizada como antes. Los tiempos eran otros, la llegada del grunge y otra sensibilidad en el rock, parecía dejar a Skid Row como unos presuntuosos que querían desplegar agresión por el sólo hecho de venderla. Al menos era lo que parecía. Dentro de la banda ya nadie soportaba a Bach y los rumores de su despido fueron recurrentes hasta que anunciaron la noticia a finales del ‘96. Por diferencias personales -Sebastian Bach no soportaba la crítica de sus compañeros- Skid Row decidía seguir por su propia cuenta y le dejaban la pista libre para que el individuo gritara a su antojo en otra parte.
El resto de Skid Row formó una agrupación llamada Ozone Monday, con Shawn McCabe en voces, y luego Dave Sabo decidió asumir el control sobre el nombre de la banda y luego de un par de años lo imposible sucedió, Skid Row se reformaba, pero esta vez con la voz de un texano de nombre John Solinger. En 1998 se editó una colección de grandes éxitos titulada “40 Seasons, The Best”, que aparte incluía remezclas, descartes de temas no publicados, demos y registros en vivo. El cierre de una era inolvidable para quienes, a pesar de las irregularidades de la banda, siempre estuvieron con el grupo al cien por ciento, porque era una cuestión de actitud.
Sebastian Bach agrupó brevemente a una entidad bautizada The Last Hard Men para luego lanzarse de lleno a su proyecto solista, lógicamente bautizado Sebastian Bach & Friends, en el que estuvo apoyado por los miembros de la banda de Ace Frehley, Ritchie Scarlett y Anton Fig. Junto a ellos grabó, durante 1998, las presentaciones de una gira en la que mayoritariamente se pasea por clásicos de Skid Row pero que posee –tal como fue publicado y relanzado entre 1999 y 2000- un par de temas nuevos en estudio, entre los que destacan el peso de la banda y en ocasiones la sutileza lírica y vocal de Bach. Este disco se llamó ”Bring ‘Em Bach Alive”.
El ex vocalista de Skid Row ha dejado en claro que no existe la posibilidad de un regreso o re-formación de la banda, con la que no ha tenido ningún contacto en cuatro años, ni siquiera por el auge de las tan frecuentes reuniones del último tiempo, y sorpresivamente dejó de lado todos sus planes para abocarse al teatro musical de Broadway. Ya lo había hecho Paul Stanley de Kiss al encarnar el rol del Fantasma de la Opera en 1999 y ahora Bach hizo lo propio cuando a mitad de año debutó su temporada 2000, en el Plymouth Theater en New York, como figura protagónica de la obra Jekyll & Hyde. En el intertanto, el resto de Skid Row se mantuvo en gira como parte del acto de apertura del Farewell Tour de Kiss y con ello tuvo la oportunidad de darle espacio y actividad a su nuevo vocalista, un tipo bastante conocido en el área de Dallas, Texas, que ya tenía discos editados bajo el nombre Solinger. Ganó su lugar en Skid Row a través de una audición y ahora espera su oportunidad para darle un nuevo aire, grabando la cuarta placa larga duración de la carrera de este gran grupo de New Jersey.
Llegado el año 2003, la banda vuelve dar que hablar con su nuevo larga duración “Thickskin”. Puesto a la venta el 5 de agosto de ese mismo año, esta nueva producción trae de vuelta al Skid Row con el espíritu rebelde de siempre, pero con Solinger como vocalista quien no es, en ningún caso, Sebastian Bach. No tiene ni su capacidad vocal ni su registro, y tampoco sus malas pulgas. Sin embargo reemplaza esto con un timbre más áspero y sin los quiebres vocales que permitían a Bach hacer lo que quisiera con su garganta.
Pero los tiempos cambian. Contraponiéndose a la placa del 2003, el año 2006 trae de vuelta a una agrupación que intenta entrar por la fuerza en la tónica actual. Con “Revolutions Per Minute”, puesto a la venta en octubre de ese año y producido por el legendario Michael Wagener, el disco no fue del agrado de muchos y sólo los llevó a girar por Estados Unidos donde ellos esperan que, al menos, aún les queden fans.
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