La historia se remonta a las antípodas australianas, en la muy escocesa Glasgow, cuando el matrimonio conformado por el Sr. y la Sra. Young, quienes ya para ese enero de 1953 contaban con cinco vástagos en su hogar, vio nacer a su nuevo hijo: Malcolm, el sexto de la cría.
Nadie jamás se hubiera imaginado que el nuevo regalo del Cielo sería más tarde el encargado en tomar iniciativa con respecto a formar una de las más históricas bandas de rock.
Los Young eran de clase obrera y la llegada del recién nacido Angus McKinnon Young, aquel 31 de marzo de 1955, les complicó todavía más la cosa.
Años después, con Angus y Malcolm de 8 y 10 años respectivamente, los Young abandonaron la ciudad de Strathclyde y se marcharon a Australia en busca de un futuro más digno. Corría 1963 y la populosa familia echó anclas en Sidney, al sudeste de Nueva Gales del Sur.
Ciertas influencias extranjeras ya se habían hecho presentes en las Antípodas, algo que se establecería aún más con la llegada de los mismísimos Beatles a Australia en junio de 1964. Pero los Young ya tenían un pasado de rock’n’roll, si bien fugaz… en Glasgow. Alex (uno de los hermanos mayores) tocaba saxo y trombón y llegó a tener un ignoto paso profesional como George Alexander. Casi al mismo tiempo, su hermana Margaret pasaba sus ratos libres escuchando los discos americanos de Elvis Presley, Little Richard, Buddy Holy y Chuck Berry que llegaban al país.
No pasaría mucho tiempo sin que los hermanitos se desvivieran por Berry, especialmente por su magnifica forma de ejecutar la guitarra y su coqueto «paso de pato». Hoy día, más de tres décadas después, Angus lo sigue citando como uno de sus músicos favoritos. No obstante, fue George Young quien les incursionó seriamente en los andares de la música pop: a comienzos de los 60’s integraba los Easybeats, banda de Sydney en la cual oficiaba de guitarrista junto al cantante «Little» Stevie Wright, Harry Wandan (o Vanda, también en las seis cuerdas), el bajista Dick Diamond y el baterista Gordon «Snowy» Fleet. Tras un saludable contrato en manos del productor Ted Albert, lograron un gran éxito al año siguiente con el single «She’s So Fine». La llamada «Easyfever» estaba en marcha, y en 1966 retornaron a Inglaterra y obtuvieron un cierto éxito con «Friday On My Mind», que llegó a los primeros puestos de los charts británicos.
El grupo se desmembraría poco después (el éxito fue relativamente pasajero y la dupla compositiva Vanda/Young volvería a Australia, donde seguirian trabajando en conjunto). Al mismo tiempo, su hermano menor Malcolm empezó a tocar la guitarra, abandonando la acústica y dedicándose de lleno a la eléctrica, hecho que le permitía el pequeño Angus apoderarse de los instrumentos que su hermano dejaba de lado.
En 1971 Malcolm se unió a la Velvet Underground australiana (absolutamente nada que ver con la banda americana del mismo nombre comandada por Lou Reed), pero no lograron trascendencia alguna.
La misma ansiedad por tocar hizo que, con sólo 17 años de edad, Angus formara el grupo Tantrum, actividad pasional en la que se le veía encantado tras alejarse de la escuela. Por aquellos días, una vez que volvía a casa del colegio, Angus llegaba a los ensayos de su grupo todavía enfundado en su uniforme escolar.
Su hermana Margaret pronto le sugeriría que los atuendos colegiales le serían más originales a la hora de salir a tocar, a modo de atracción. Pero Angus seguía muriendo por Chuck Berry y no paraba por un instante de escuchar sus discos, junto a los de los Who y los Yardbirds. Tras separarse la Velvet Underground, Malcolm le propuso unirse a su futuro proyecto de banda en el rol de segundo guitarrista: alguien capaz de sonar duro, con toques de boogie, pelos bien largos y botas de taco alto. Corría el año 1973 y los rankings estaban liderados por gente como Led Zeppelin, Black Sabbath o Deep Purple.
Fue entonces cuando, Malcolm reclutó al experimentado baterista Colin Burgess, al bajista Larry Van Knedt y al cantante David Evans. Los primeros ensayos se basaban en clásicos del blues y el rhythm’n’blues. Desesperado por encontrarle un nombre a la nueva agrupación, fue una vez más su hermanita Margaret la encargada de sugerirle el de AC/DC, sigla que ella misma había divisado en la parte trasera de su aspiradora, la clásica abreviatura de «alternating current/direct current» (corriente alterna/corriente continua). Además encajaba con la electricidad del grupo…¡Bingo!
El verdadero primer show de la flameante banda tuvo lugar en Chequers, un salón de fiestas en el medio de Sidney, en pleno invierno del ‘73 y con un repertorio plagado de clásicos del rock’n’roll. La estabilidad grupal no se mantendría por mucho más: Burgess y Van Knedt se largaron de la banda y fueron reemplazados por Ron Carpenter y Rob Bailey. El primero se alejaría del grupo más tarde y en su lugar llegaría Russell Coleman, que volveria a ser sustituido por el baterista Pete Clack. Los trastabilleos de rigor no se acababan ahí: secretamente, los hermanitos Young no estaban muy de acuerdo con el vocalista Evans, quien se empeñaba tozudamente en imitar a Rod Stewart o Gary Glitter. Así y todo, en junio de 1974, los dos Young más Evans, Clack y Bailey se internan en los Albert Studios de Sydney y registran el single «Can I sit next to you/Rockin’ in the parlour», que se editaría en julio en Australia y Nueva Zelanda, producido por la dupla Vanda/Young.
Por aquellos días, el incansable Angus salía a tocar vestido de cualquier cosa que se le ocurriera: de gorila, de espadachín, de los personajes de la TV y hasta de personajes de cómic como el Zorro o Superman. En plena vorágine del disfraz, su hermana Margaret no tuvo mejor idea que la de volver a sugerirle lo del uniforme escolar y, si bien Angus le huía despavorido a todo lo relacionado a la escuela, aceptó la interesante propuesta. De ahí en adelante, las diversas masas a las que el grupo se enfrentaría tardarían en creer lo que estaban viendo: un escolar enano, unido de una guitarra eléctrica y saltando por todas partes, con 220 voltios de pura electricidad corriendo por sus venas.
En 1974 los Young se trasladan a la imponente Melbourne y se apropian del manager Míchael Brownlng, pieza indiscutible de la maquinaria AC/DC durante los cinco siguientes años, sobre todo cuando éste contrata al conductor de camionetas Bon Scott (Ronald Belford Scott), un escocés que había obtenido varios títulos como percusionista en la escuela, antes de abandonarla a los 16 años de edad. No sin antes trabajar de cartero, Scott se entregaría por completo a la vida del rock’n’roll. Amaba vestirse con boas de piel al cuello, hábito que, además de atraerle asombradas miradas de los transeúntes, lo llevarla a pasar por varias bandas: primero fueron los Spectors (donde ofició de cantante y bateria) y algo después los Valentines, una agrupación de estilo pop que gustaba de vestirse con ropas bien a la moda (con las que Scott tapaba sus reos tatuajes) y con un espectáculo donde no faltaban el papel confetti y las bombas de humo. Tras grabar algunos singles poco exitosos para la Clarion Records (entre ellos dos temas de los Easybeats, recuerden), los Valentines batieron un record: en 1969, fueron el primer grupo australiano en ser arrestado por posesión de drogas. No obstante sobrevivirían y hasta harían algunas grabaciones para la compañía Phillips. Pero la banda decidió separarse y Bon se marchó a Sydney, ciudad en donde se unió a Fraternlty, banda de rock con toques de jazz y reminiscencias hippies. El grupo grabó dos álbumes para la RCA, «Líve Stock» (1971) y «Sweet Peach» (1972), antes de salir de gira por Inglaterra y Alemania un año más tarde. Los Fraternity regresaron a Australia y Bon sufrió un grave accidente de moto, situación que llevaría a la banda a disolverse y a su cantante a optar por conducir camionetas para unos tales AC/DC, los mismos que tiempo más tarde le propondrían enrolarse como bateria del grupo. Nada mal para un as del volante y para su amigo Bruce Howe, a quien Scott trajo consigo para integrarse al combo en el rol de bajista. Y mucho menos aún si, apoyado por el descontento general de los australianos por Evans, el viejo chico de los tatuajes aceptaba la sugerencia de ocupar nada más y nada menos que el puesto de cantante. La campana ya había sonado.
Ser vocalista de una banda como los AC/DC no significaba poca cosa y, tras establecerse el grupo en Melbourne, Scott comienza a ganarse una fama paralela por sus escandalosas borracheras y su desesperación por las chicas. Pero el grupo venía en carrera y, para 1974, logran superar en popularidad a los Aztecs, los Skyhooks y Hush, las tres bandas más fuertes de Australia para ese momento. El repertorio general del quinteto estaba basado en clásicos de blues, canciones de Chuck Berry y versiones como la de Jumpin’ Jack Flash de los Stones y las de «Jailhouse Rock o That’s AII Right, Mamatm de Elvis Presley. Durante ese año la banda llega a la edición de su primer gran-álbum-gran en Australia, el bien eléctrico «Hlgh Voltage». Los cambios de integrantes seguirían produciéndose continuamente, ahora reforzados por el nuevo baterista Phil Rudd (quien venía de tocar con los Colored Balls) y el bajista Mark Evans, de quien Bon se había hecho amigo unos dias antes de su ingreso al grupo. Con esa formación llegan al lanzamiento de TNT, el segundo trabajo de la banda, que sólo se editó en Australia y Nueva Zelandia a finales de 1975 y del que se vendieron más de 100.000 copias.
Respaldados por un ciero éxito, producen en 1976, un nuevo trabajo, DIRTY DEEDS DONE DIRT CHEAP que era un disco 100% AC/DC, donde no faltaba absolutamente nada. Todos los ingredientes estaban allí.
Semejante receta les permite llegar a Londres en abril de 1976, invitados por la discográfica Atlantic van a alojarse en una pobre morada al otro lado del Hammersmith Bridge, en pleno apogeo de la era punk inglesa de ese año. Bautizados por la Atlantic como «punks de las antípodas» (¿?), Angus y sus secuaces ofrecen un show debut en Gran Bretaña en el pub Red Cow de Hammersmith, que luego continuaría a través de algunas presentaciones de escasa repercusión. Al mismo tiempo…bueno, casi, le dan la patada inicial a su primer tour inglés, como teloneros de los Back Street Crawler del ex-Free Paul Kossof, quien fallece poco antes de iniciarse la travesía y retrasándose esta por un mes más. Mientras tanto, la Atlantic lanza al ruedo el nuevo álbum HIGH VOLTAGE (un refrito de las ediciones originales australianas de ese mismo y TNT). No demorarían demasiado en emprender una segunda gira inglesa, esta vez como banda principal y con entradas más bien baratas. Tras algunos shows de destacado nivel (como el del Lyceum Theater londinense), el legendario Marquee los contrata para tocar allí todos los lunes por la noche a partir del 26 de julio de ese año. En agosto participan del festival de Reading junto a grupos como la banda de Ted Nugent, The End y Black Oak Arkansas, entre otros, pero los australianos no quedan satisfechos con su actuación. Menos complacido todavía se veía el público inglés en general, el cual estaba en total desacuerdo con que Angus se bajara las bermudas y mostrara el culo en plena actuación. Así y todo, los diablejos se las ingenian para llevar a cabo otra gira durante los meses de octubre y noviembre y precediendo el lanzamiento en Inglaterra de DIRTY DEEDS DONE DIRT CHEAP.
De vuelta a casa a principios de 1977, la banda se recluye en los Albert Studios de Sydney y graban un flamante LP, tan bueno y empapado de energía como para que, tiempo después, el mismísimo Pete Townshend declarase que «Let There Be Rock» era su disco favorito de hard rock. Con letras como las de «Whole Lotta Rosie» o «Crabsody In Blue», la reputación de Bon Scott iba adquiriendo cada vez más tonos de indecencia pura, aunque intachable. Nuevamente en Londres, son invitados a oficiar de grupo telonero en la gira presentación de Black Sabbath de su último disco (en ese momento, «Technical Ecstasy»), pero una fuerte rencilla entre Malcolm y el Sabbath Geezer Butler obliga a los australianos a abandonar el proyecto en plena aventura. La gira junto al combo comandado por Ozzy Osbourne también sería la última participación de Mark Evans con AC/DC, quien tras algunos problemas con Angus se largaría del grupo, regresaría a Australia y circularía por un sinfín de bandas. En un abrir y cerrar de ojos el hueco dejado por Evans sería ocupado por un tal Cltff Wllllams, cierta vez bajista del no tan ignoto grupo Home, el mismo que supo ser telonero de algunos shows de Led Zeppelin durante 1971. Sin vueltas, el novato Williams aceptó el puesto fervientemente y asimismo desconociendo el futuro proyecto de los AC/DC: una ambiciosa gira por los Estados Unidos.
El verano boreal vió a estos atrevidos demonios de las antípodas comenzar a circular por el territorio estadounidense. Primero fueron los estados sureños y luego la alocada San Francisco, hasta llegar a la mismísima Nueva York. Tras el lanzamiento en octubre de LET THERE BE ROCK, en medio de la gira europea de presentación del LP, se dieron el inesperado gusto de colgar el cartelito de «sold-out» durante el show en el Hammersmith Odeon londinense. Lo que se dice todo un logro para estos poco pretensiosos y revoltosos tipejos, comandados por un salvaje tatuado y un escolar poseído por el rock, contra quienes cualquier tipo de exorcismo pecaba de inútil.
El personal de los Albert Studios de Sydney no se sorprendió en lo más mínimo cuando vió volver a trabajar por enésima vez al grupo en una nueva labor: la grabación de otro trabajo de estudio. Tamaña inversión dió como resultado POWERAGE. AC/DC logró catapultar las ventas de su disco recién salido de fábrica con una gira de 28 actuaciones durante abril y mayo por Gran Bretaña y algo después por los Estados Unidos, a modo de teloneros de bandas como Rainbow, Alice Cooper y Aerosmith, entre otros. Resultado: 76 conciertos agotadores a lo largo y ancho de EE.UU., montones de anécdotas y una lista de seguidores que crecía dia tras día, y a pasos agigantados. La llegada a las tiendas del nuevo LP IF YOU WAN BLOOD…YOU’VE GOT IT no podía haber sido de otra forma: AC/DC daban lo mejor de sí en vivo, y el disco era el fiel retrato de los shows del grupo. Era el álbum ideal para los fans, una vieja deuda que acarreaba la banda para con éstos. Pero la edad del poder y los buenos ratos verían, un poco después, oscurecer su limpio cielo por una tormenta inexorablemente negra, tan injusta como oportuna. Con John «Mutt» Lange a cargo de la producción, dedicaron seis meses de su valioso tiempo a la grabación del nuevo LP. Editado el 27 de julio de 1979, HIGHWAY TO HELL proponía un cambio en el sonido del grupo que se codeaba más asiduamente con las melodías y principalmente en los estribillos de sus temas. Claro que no faltó el tour presentación de rigor por EE.UU. y luego Inglaterra, donde incluso llegaron a telonear a los Who. De gira por europa, tambien se ocuparon de registrar el film LET THERE BE ROCK, un compilado de imágenes y canciones en vivo y entrevistas.
Durante la primera semana de febrero de 1980, Bon Scott se instaló en Londres, donde juntó a Angus y Malcolm para juntos redondear algunas ideas enfocadas al futuro disco del grupo. En la noche del martes 19 de febrero, Bon se dirigió al Music Machine de Candem (actualmente conocido como el Candem Palace) y se retiró del lugar alrededor de las tres de la madrugada junto a su amigo Alistair Kinnear, quien se ofreció para llevarlo hasta su piso en Victoria. Durante el viaje, Kinnear percibió que Bon se había dormido, algo bastante normal para cualquier persona tras una noche de copas. Pero Kinnear no pudo ni siquiera sacarlo de su auto una vez que arribaron a destino, y optó por llevárselo a su propia casa, tras no conseguir despertar a Scott. Derrotado una vez más en su intento por retirarlo del coche, decidió dejarlo dormir en éste, lo tapó con unas mantas y se marchó a su hogar. Quince horas después, luego de volver al auto y encontrarse con Bon totalmente inconsciente, aterrorizado, lo llevó hasta el King’s College Hospital. Pero la pesadilla se había tornado realidad y Bon ya estaba muerto. El ahogo por tragarse su propio vómito parece ser el indicio más exacto, pero los verdaderos motivos que rodearon el deceso de Bon Scott no fueron jamás aclarados y el más detallado análisis de su muerte merecería un capítulo aparte. Y si, en el peor de los casos, una vasta cantidad de whisky le dijo adiós a su vida.
La densa ola de tristeza que circundaba los dias del grupo flirteaba con la confusión. La necesidad de encontrar un sustituto para Bon se hacía imperiosa y una larga lista de posibles candidatos al puesto vacante comenzó a circular vivamente. La decisión cayó finalmente sobre Brian Johnson, del cual el mismísimo Bon Scott había hecho referencia cierta vez al escuchar el LP «Hope you like it» de la agrupación Geordie y de la que Johnson era cantante. Ya para mediados de abril, Brian se había olvidado de Geordie y estaba junto a sus cuatro compañeros de AC/DC en los estudios Compass Point de Nassau, en las Bahamas, registrando lo que luego se convertiría en el álbum BACK IN BLACK, editado el 31 de julio del corriente 1980. Su portada, totalmente negra, era un homenaje directo a Bon Scott y su música lo era al rock’n’roll sin duda alguna. Tras realizar algunos shows mostrando el nuevo disco en Holanda y Bélgica (donde Brian debutaría junto al grupo), el quinteto voló hacia Pennsylvania donde iniciarían una nueva gira estadounidense y luego por Canadá, Inglaterra, y Japón. El ingreso de Brian a AC/DC había sido tomado naturalmente por los fans de la banda, quienes lo aceptaron inmediatamente brindándole el mayor de los respetos, situación por la cual Johnson no cesaría de encantarse. 1981 los vió participar de una nueva edición del clásico festival británico de Castle Donnington, que AC/DC empleó en modo de paréntesis en la grabación de su flamante producción FOR THOSE ABOUT TO ROCK (WE SALUTE YOU), que tenía lugar en París. La idea original era devolver a grabar un nuevo disco capaz de vender tantos millones de copias como el anterior, o más, pero no les fue fácil. El productor Lange parecía no encontrarle la rosca definitiva al sonido que la banda perseguía y el resultado fue poco satisfactorio, auque el disco terminó primero en varias listas.
Tras «Cannon and bell», nombre de la gira presentación del disco, aquella de los cañones y las campanas, se pasaron la primera mitad de 1983 dedicados a un merecido descanso y poco más tarde se volvieron a juntar en los Compass Point Studios de Bahamas con la mera inetnción de realizar las pistas para un nuevo LP con el cual se empeñaron en retornar a las fuentes. Debido a una extensa lista de problemas con Phil Rudd, y alegando las trilladas «diferencias musicales», el grupo decidió poner al batería de patitas en la calle en medio de la grabación del álbum.
FLICK OF THE SWITCH finalmente vió la luz durante el mes de agosto y, desafortunadamente, no lograron colmar ningún tipo de expectativas en comparación con los viejos tiempos del buen rock’n’roll. Retormaron inmediatamente a Londres en busca de un reemplazante del alejado Phil Rudd. Después de una serie de extenuantes pruebas, la banda opto por Simon Wright, un gordito de 20 años originario de Manchester y con un pasado musical adecuado, si bien desconocido. Esta vez la gira se desarrolló sobre territorio canadiense y luego sobre los EE.UU., con el grupo Fastway, del ex-Motorhead Fast Eddie Clarke, como teloneros, para entonces participar en una nueva edición del «Monsters of rock» de Donnington aquel 19 de agosto. En enero de 1985 se tomaron un avión que los depositó en la mismísima Sudamérica en ocasión del recordado «Rock in Rio» y junto a otras celebridades como Queen, Yes, Rod Stewart, Whitesnake, James Taylor, Ozzy Osbourne, Iron Maiden o Scorpions por nombrar algunas. El evento fue magnífico y un gran aliciente como para alentar a la banda a retornar a estudios durante la primavera. El sitio escogido fueron los Mountain Studios en Montreaux, Suiza, y esta vez, sorpresivamente, los hermanitos Malcolm y Angus se encargarían de la producción de FLY ON THE WALL, donde además estrenarían nuevo batería. El disco resultó ser un paso más en la debacle musical, pero, a pesar de su escasa propuesta, significó un atisbo de nueva luz en futuro a corto plazo. Tras un destacado puñado de demoledores shows por EE.UU. y europa, el grupo se reinstaló en Londres con la idea de registrar el video promocional de «Shake your foundations», el single más exitoso de AC/DC desde los días dorados de «For those about…». Los próximos pasos que darían los remontarían a una deuda del pasado: en su última gira estadounidense, el escritor Stephen King les había demostrado su interés por utilizar viejo material de la banda para la banda de sonido de su futura aventura fílmica «Maximum Overdrive». Por ende Angus, Malcolm, Brian, Cliff y Simon viajaron por enésima oportunidad a Nassau y se recluyeron en los Compass Point Studios, donde solo registraron tres nuevas canciones («Who made who», «D.T.» y «Chase the ace») y bajo la producción de los regresados Harry Vanda y George Young, cuya última labor para el grupo había sido el LP POWERAGE. Ni hace falta aclararlo: «Who made who» pasaría a integrar la extensa categoría de los clásicos del grupo y tema central de la mencionada banda sonora que, conformada por viejos éxitos de la banda, coronaba una etapa de aires nuevos a respirar. ¡Quién no recuerda el clip promocional de «Who made who» y los incontables clones de Angus!
De nuevo en gira por los Estados Unidos desde Julio hasta noviembre del 1986 y ocho meses después entraron a los estudios Miraval, en el sur de Francia, con la intención de volcar sus ideas en lo que luego sería la nueva producción en vinilo del grupo. El disco se llamó BLOW UP YOUR VIDEO y ganó las calles para enero del siguiente año. Absolutamente carencioso de baladas (algo que el mismísimo Angus se encargó de dejar bien en claro ante la prensa), fue quizás el esfuerzo más notable de AC/DC en una pila de años. Acto seguido, y más entusiasmados que nunca, se prepararon para encarar una nueva gira, la misma que los llevaría a rodar por su añorada Australia por primera vez en siete años. La saga prosiguió por Gran Bretaña y luego en el resto de Europa. Y si la maratónica travesía parecía marchar como nunca, el alejamiento de Malcolm del grupo, a tan sólo tres semanas de viaje, fue sin duda el baldazo de agua fría más grande desde la muerte del inefable Bon Scott. Agotado y virtualmente decidido a dejar de beber, Malcolm debió ser sustituido temporalmente por, oh casualidad, otro miembro de la numerosa familia Young, nada más y nada menos que el sobrino Stevie, y a otra cosa. Los primeros meses de 1989 fueron de ocio y descanso. Fuera de algunas pruebas realizadas por lor Young en Londres (en cuyos ensayos el ahora más limpio Malcolm demostró estar listo y dispuesto para volver al ruedo) y de la deserción del batería Simon Wright (quien se había marchado a integrar la banda de Ronnie Dio), el grupo se mantenía tranquilo y sin otras novedades que las antes mencionadas. Nuevamente debían abocarse a la estresante tarea de encontrar un nuevo integrante capaz de sacudir los parches. En menos de lo que canta un gallo surgió la idea de reclutar al calvo Chris Slade, cuyo currículum incluía participaciones junto a artistas tan variados como Tom Jones, Tomorrow, Gary Moore, Manfred Mann’s Earth Band, Uriah Heep, Gary Numan o The Firm (¡si, el combo comandado por Jimmy Page!). Slade fue aceptado unánimemente y después de ensayar en Brighton, AC/DC se internó en los Windmill Road Studios irlandeses junto al productor Bruce Fairbairn. THE RAZOR’S EDGE, o el resultado de las prometedoras sesiones que fueron grabadas en los Little Mountain Studios de Vancouver, Canadá, llegó a las tiendas en septiembre de 1990, previamente promocionado por la edición del primer single adelanto del álbum, la arrolladora «Thunderstruck». Les esperaba una maratoniana gira por los EE.UU. y luego Europa, montada sobre un espectáculo de características monstruosas, en tamaño y sonido. Retornaron a EE.UU. con el mismo objetivo de llevar adelante la tercera parte del tour y luego treparon el tren de la gira de los «Monsters of rock» acompañados por los Black Crowes, Queensryche y Motley Crüe, que culminaría el 28 de septiembre con un concierto gratuito en las afueras de la mismísima Moscú, con 400.000 espectadores o más. Semejante epopeya no pudo menos que haber dado jugosos frutos y en 1992 saldría a la venta el esperado doble en vivo «AC/DC LIVE COLLECTORS EDITION» (también con su versión simple por quejas y críticas hacia la discográfica, de la banda), lanzamiento oportunamente apoyado por un Home-Video que, al igual que el álbum y bajo el título de Live At Donnington, era nada más y nada menos que una exacta reproducción de la energía exhibida por el grupo en el escenario.
Pasó un buen tiempo hasta que los muchachos volvieran a grabar. En 1993, formaron parte de la banda de sonido de la película «The last action hero» (pelicula dirigida por John McTiernan y con la actuación de Arnold Schwarzenegger), con un hit impresionante: «Big Gun». Despues de un merecido descanso, a finales de 1994 entran en estudios para grabar lo que sería BALLBREAKER, el álbum definido por Brian Johnson como «el más blusero», debido a la comodidad de tiempo cedida por la discográfica.
Después de otros dos años sin noticias de ellos, en 1997 sacan a la venta su trabajo BONFIRE una caja con 5cd’s: LIVE FROM THE ATLANTIC STUDIOS, BACK IN BLACK (en una edición especial) y LET THERE BE ROCK-LIVE IN PARIS (como una banda de sonido de el primer video de AC/DC) con 2cd’s, VOLTS (Rarezas en estudio y en vivo), aparte de un poster, un destapador, y una púa con el nombre de la banda.
Ya en el año 2.000, en el mes de marzo por fin sale a la venta el nuevo trabajo de la incombustible banda llamado STIFF UPPER LIP y que está consiguiendo ventas espectaculares como no podía ser de otra manera, el nuevo disco es una vuelta a sus origenes, con un sonido muy simplista y con grandes raices en el blues. Todo ello nos señala inequivocamente a la influencia de George Young que una vez más se encarga de la producción, esta vez sin la ayuda de Harry Vanda.
Mientras tanto, Angus y sus pandilleros seguramente emplearán su tiempo haciendo lo que mejor les sale: instalar tantos enchufes como sea posible y, de paso, seguir proponiendo su divertida doble dosis de electricidad que cierta vez los convirtiera en los cables pelados de una red que necesita nutrirse permanentemente de su legendaria energía. Y todo por una aspiradora…
En 2008, salió al mercado el nuevo album de AC/DC: Black Ice. De este disco se han desprendido sencillos importantes como «Rock n’ Roll Train» y «Anything Goes». Así pues, la banda emprendio la gira del disco.
En 2010, la película de Iron Man 2, revivió un tema clásico de la banda: «Shoot to Thrill», al lanzarla como la canción principal del filme.
Para mi, la banda más grande de todos los tiempos. Me emocionan muchas de sus canciones, y creo que realmente, aun sin Bon Scott, sigue manteniendo toda su fuerza. Sin duda alguna, es la banda de todos los amantes de Rock.
ResponderEliminarImpresionantes,imprescindibles,rockeros,eléctricos,brutales!..otro de esos grupos que con cada acorde te pones loco de remate,con una sonrisa de oreja a oreja..Fuí a verlos al concierto de Sevilla,fue uno de los mejores días de mi vida!llevaba tiempo intentando ir a verles y sí que la espera merecio la pena..ver a Angus ahí..mis colegas estaban poseídos,en otro mundo..un día de auténtico Rock & Roll.
ResponderEliminarA mí me gusta tambien como canta Brian J.Y Angus es puro felling,tanto en la composición como en el escenario.Rock & Roll !!!!
Ah! se me olvidaba,mi disco favorito es un poco dificil,pero mi favorito está entre highway to hell,back in black,the razors edge...
ResponderEliminar